El dilema opositor FP-PLD
República Dominicana atraviesa uno de los momentos históricos más trascendentales de los últimos 40 años.
Desaparecida la fuerza social y política que permitió el bloque Progresista hegemónico, el bipartidismo PLD-PRM evolucionó al Bipartidismo PRM-FP, redujo aún más al PRSC, escindió al PRD e implosiona al PLD dando inicio a un nuevo proceso de reordenamiento político electoral que coincide con una ola de cambios sociales, políticos y económicos en América Latina.
República Dominicana ha sido el espejo neoliberal de los Estados Unidos en el Caribe, aliado permanente del consenso de Washington y alfil de las políticas hemisféricas del Departamento de Estado.
Las contundentes victorias electorales de Gustavo Petro en Colombia, la victoria politica del peronismo en Argentina situando a Cristina Kirchner en el liderazgo alterno, la resistencia de los movimientos indigenistas en Ecuador, la victoria de Luis Arce en Bolivia, el liderazgo político de Evo Morales, la consolidación del chavismo en Venezuela, la permanente batalla democrática de los hondureños con Xiomara Castro, la resistencia del PTfrente al golpe de Estado contra Dilma Rousseff, la prisión ilegal de Lula en Brasil , la prolongación de la desestabilización en Haití nos anuncia un cambio de gobierno en República Dominicana.
El PLD ha dejado de ser la respuesta politica a la solución de los problemas estructurales que azotan a las clases medias y a los trabajadores.
Los gobiernos nacionales de los últimos 40 años han favorecido las inversiones golondrinas, fomentando acuerdos de contra reforma con el FMI de los EU, auspiciado el alto endeudamiento externo, favorecido la desigualdad y estimulada la economía privatizadora que a su vez impulsó cadenas de intermediación que monopolizan la hiper corrupcion estatal.
En República Dominicana las multinacionales han provocado un cisma social y político que tras la relajación pos COVID19 logró penetrar con dinero de pagos estructurados y de lavado de activos los poderes del Estado en un plan a gran escala de pagos de sobornos y sobre evaluaciones de las obras públicas.
Todos los índices de bienestar han sido rotos a tal punto que los niveles de confianza en los programas sociales se ha derrumbando.
La sequía estacionaria, las epidemias de dengue y malaria, el colapso de los hospitales públicos, la fiebre porcina, el aumento de las enfermedades catastróficas y cardiovasculares en hombres jóvenes de 40 años, el envejecimiento prematuro de la población, el aumento de la extrema pobreza, el acelerado proceso de destrucción del hábitat y del medio ambiente, las inmigraciones, el colapso de los servicios públicos, el malestar de la población al observar que sus problemas básicos no conllevan soluciones definitivas motiva un sentimiento de insatisfacción colectiva que dispara las alarmas de los analistas de opinión.
El aumento de los precios de los alimentos de primera necesidad, los altos alquileres, la recesión económica en EU, la caída de las exportaciones, las altas tasas de interés, el alto endeudamiento externo, la crisis pos electoral de las primarias que implicó un fraude masivo, el retroceso en los índices de desarrollo, la falta de cumplimiento con la estrategia nacional de desarrollo impulsan un cambio social y político en el país.
A ese cuadro dantesco se suma la posibilidad de alianzas multi sectoriales y multi partidarias que la arquitectura opositora construye en lo municipal y lo congresional que habilitaría a la oposición mayoría política provocando el debilitamiento del gobierno del presidente Abinader.
República Dominicana y el sistema político ha entrado en una nueva fase histórica que permitirá entender en los próximos meses por venir si la fragmentación que experimenta el PRM y el PLD han dado cuenta de la existencia de una nueva cultura política en ascenso.
Roto el Bipartidismo PLD-PRM Fuerza del Pueblo emerge como la tendencia social y política dominante con capacidad para unificar el polo político opositor.