Mi vivencia y amistad con el general Juan Bautista Rojas Tabar

Ex jefe de Estado Mayor (FAD) 1990-1996.
Ex Secretario de las Fuerzas Armadas en 1996.
Conocí a este ilustre general a través de mi ex esposa Ivelisse Ortega, a finales de los años 90.
Su fama en la Fuerza Aérea ya era muy reconocida, pues toda su vida militar estuvo dedicada a velar por el bienestar de cada miembro de la institución que dirigía en esos momentos: la gloriosa Fuerza Aérea Dominicana.
Siempre fue una persona muy humilde, dentro y fuera de la base aérea: amigo de sus amigos, valiente y noble. Desde que lo conocí, sentí una gran admiración y respeto por él, pues siempre percibí el gran cariño y aprecio paternal que tenía por mi ex esposa Ivelisse, lo que fortaleció y estrechó aún más nuestra amistad.
En ocasiones lo visitaba en su residencia cada domingo, antes de ir a la iglesia, en la calle La Paloma de Los Cerros de Arroyo Hondo, en Santo Domingo. Allí recibía sus consejos y sugerencias; a veces nos acompañaban mi tío Raúl Adames y el Dr. en leyes Juan Genao Frías.
Recuerdo con cariño cómo me contaba anécdotas de sus inicios en la Fuerza Aérea y de las hazañas que realizaba con gran valentía cuando apenas era segundo teniente. Una de ellas fue cuando hizo una acrobacia en una de las naves que piloteaba: descendió en picada desde gran altura, dejando caer la nave casi en vertical hacia el vacío, para luego pasar a gran velocidad rozando el suelo a solo unos metros de altura. Este acto le costó un castigo disciplinario, fruto de la adrenalina y el ímpetu de la juventud.
Otra anécdota, contada en presencia de mi tío Raúl Adames, ocurrió cuando estaba de puesto como comandante en Puerto Plata, alrededor del año 1988. Un grupo de personas se expresaba de forma negativa sobre el entonces presidente de la República Dominicana, el Dr. Joaquín Balaguer. En uno de sus informes, el general hizo alusión a esos comentarios contrarios al mandatario. Balaguer le respondió con estas sabias palabras:
“No importa lo que digan de ti. Lo importante es que hablen. Solo se habla de los vivos y de las cosas importantes.”
Un verdadero consejo de vida.
Cercanía con su familia
Tuve el honor de trabajar junto a él en su candidatura a la alcaldía del municipio Santo Domingo Este en el año 2002 y posteriormente para su esposa, la licenciada Matilde Franco de Rojas, durante su candidatura a vicealcaldesa en el 2003-2004, en alianza con Juan de los Santos (Juancito Sport) en la coalición PLD-PRSC.
En ese tiempo conocí a parte de sus hijos. Entre ellos a Juan José, hoy diputado por el PRM, cuando apenas era un adolescente, y a Violeta Rojas, que tendría unos 12 años.
De la vida de este general se podrían escribir muchos libros que siempre destacarían su forma de vivir: sinónimo de amor, respeto, solidaridad, cortesía, amabilidad, honestidad y, sobre todo, amor a su patria. Todo esto lo convirtió en uno de los líderes más admirables y queridos dentro de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Y, sobre todo, en una leyenda viva dentro del valiente pueblo y fuente de formación de hombres y mujeres de honor de San Isidro.
Vuele alto, mi general, ahora con alas propias que lo lleven hasta la gloria divina junto a Papá Dios.
Jesús Méndez Cepeda