Merca Santo Domingo: “Nos quedamos en el aire”, el drama humano detrás del incendio

El olor a ceniza todavía flota en el aire, las estructuras metálicas, ennegrecidas por el fuego, son todo lo que queda de lo que antes era uno de los principales puntos de distribución de provisiones de Santo Domingo.
Allí, entre escombros y silencio, los comerciantes caminaban con la mirada perdida, intentando encontrar sentido a lo que les ocurrió en cuestión de segundos la tarde del pasado domingo cuando la nave F-1 se incendió, y a su paso, redujo a nada a 56 locales de 30 pequeños empresarios que emplean a más de 50 trabajadores.
Aunque las autoridades han visitado el lugar, han dado palabras de apoyo y promesas de ayuda, los comerciantes saben que el tiempo es un lujo que no pueden permitirse, ya que cada día sin operar es una deuda que crece, una familia que se desestabiliza y un trabajador que no come.
Uno de los afectados es Joel Novo, propietario de los locales número 47 y 55, quien desde hace años, su vida ha girado en torno a su negocio de venta de provisiones: arroz, habichuelas, aceite, trigos, productos que llenaban los estantes de sus casillas y alimentaban a cientos de familias diariamente, y hoy, todo eso es historia.
“Aquí todo el mundo tenía dos o tres millones invertidos, y todo se nos fue en un abrir y cerrar de ojos. Nos hemos quedado sin nada”, dice con voz baja, mientras evita mirar hacia lo que fue su espacio de trabajo.

Joel Novo, comerciante afectado en el Merca Santo Domingo.
La inversión que Joel según estima, supera los 15 millones de pesos, una suma construida a través de préstamos bancarios, créditos informales y el esfuerzo de toda una familia.
“Detrás de cada casilla hay más que mercancía, está mi familia, están los empleados, que son 15 personas que hoy también están en el aire como nosotros”, añade a El Día.
No muy lejos de Joel, allí se encontraba Rafael Osoria, viendo lo que quedó de sus ocho locales alquilados que fueron reducidos por el fuego la tarde del domingo.
Él no necesita sacar cuentas, las conoce de memoria: 27 empleados, RD$13,500 de alquiler por cada casilla rentada, que totaliza 108,000 pesos mensuales y una inversión que supera los 50 millones de pesos.
«Vendíamos de todo: abarrotes, granos, bebidas, alcohol, enlatados, todo lo que se mueve en un mercado. Pero ahora estamos paralizados», lamenta el comerciante.

Rafael Osoria, comerciante de la nave F-1, la cual se incendió el domingo en el Merca Santo Domingo.
Ambos comerciantes de la nave F-1 del Merca Santo Domingo coinciden en que no estaban asegurados.
Con el fuego extinguido y las pérdidas aún sin cuantificar oficialmente, lo que queda es la incertidumbre. ¿Cómo se repone una vida entera invertida en un negocio que ya no existe? ¿Cómo se responde a los empleados que preguntan por su salario o a los bancos que exigen sus pagos?
El llamado al Gobierno es claro, “No pedimos limosna, pedimos apoyo para volver a trabajar”, dice uno de los comerciantes.
Demandas al Gobierno
Reubicación de espacios, préstamos a tasa cero y un seguro estatal para mercados públicos son las demandas propuestas por el comercio organizado para que los comerciantes afectados por el incendio ocasionado en el Merca Santo Domingo, específicamente en la nave F-1, puedan reiniciar sus operaciones.
Las propuestas fueron presentadas por Alberto Leroux, presidente del Consejo Nacional de Comercio y Producciones (CNCP), y Andrés Cosma, presidente de la Asociación de Mayoristas de Santo Domingo, quienes visitaron el lugar de los hechos para expresar su apoyo a los afectados.
En el Merca Santo Domingo no solo se vendían productos, se construían sueños, se levantaban familias, se alimentaban comunidades. Hoy, entre cenizas, los comerciantes intentan reconstruir algo más que sus negocios: intentan recuperar su futuro.